Publicado el 16. octubre 2025

Energía solar en el círculo polar ártico: El sistema fotovoltaico más septentrional de Norteamérica

PV-Anlage am Fiord

¿Producir energía fotovoltaica donde solo hay oscuridad durante varias semanas seguidas y donde el mar está helado unas tres cuartas partes del año? Lo que parece una locura es posible —y rentable— gracias a la tecnología solar de última generación. ¿Cómo? Te lo mostramos con esta Energy Story.

La tecnología fotovoltaica está en todas partes: desde módulos para balcón hasta instalaciones de 10 kWp para tejados de viviendas o gigantescos parques solares. Hace tiempo que la energía solar dejó de ser terreno exclusivo de los amantes de la ecología. Ya sea en Europa Central, Australia o las áreas más remotas de África, pocos cuestionan ya las ventajas que brindan los sistemas fotovoltaicos en estas regiones del planeta. Pero, ¿qué hay del círculo polar ártico? ¿Puede ser rentable la tecnología fotovoltaica allí?

«El lugar que nunca se deshiela»

Para responder a esta pregunta, vamos a estudiar el caso de Grise Fiord, una pequeña comunidad en el territorio canadiense de Nunavut. Con solo 135 habitantes, es una de las zonas habitadas más frías del planeta. El pueblo es conocido como «El lugar que nunca se deshiela» y, antes de la construcción de un sistema fotovoltaico de 10 kWp, dependía al 100 % de centrales diésel para la generación de energía. A esto se le añade que el precio del combustible se duplica debido al complicado transporte a través del Atlántico Norte, lo que ha convertido el suministro energético en un lujo caro de mantener.

El mar frente a Grise Fiord está helado durante nueve meses al año.

Sin embargo, el costoso transporte del combustible no era el único problema: con una temperatura media anual de unos -16 °C, las aguas de Grise Fiord permanecen heladas casi nueve meses consecutivos. Durante ese periodo, el pueblo no es accesible por vía marítima, lo que representa uno de los mayores desafíos logísticos para el suministro de diésel, por no hablar de la instalación de un sistema fotovoltaico en la fachada del centro comunitario.

Dificultades de acceso para el personal y los suministros

Como consecuencia, Grise Fiord decidió confiar en el instalador canadiense Green Sun Rising, experto en trabajar en estas latitudes, para el montaje del nuevo sistema fotovoltaico. «Fue muy difícil coordinar todas las entregas en un plazo tan ajustado«, explica el instalador Klaus Dohring. «El simple hecho de llegar al pueblo, el más septentrional de Norteamérica, resultó bastante complicado«. Incluso con buen tiempo, se tarda al menos tres días en llegar a Grise Fiord tras un total de seis vuelos.

«El motivo principal por el que elegimos Fronius fue por la posibilidad de aprovechar el soporte de una empresa con presencia local, así como su experiencia en instalar sistemas fotovoltaicos en zonas de altas latitudes».

Klaus Dohring, Installateur Green Sun Rising

Al final, los esfuerzos dieron sus frutos: todos los componentes del sistema, incluido el inversor Fronius Symo 10 208 – 240 integrado, llegaron a tiempo y pudieron ponerse en marcha en el centro comunitario.

Gracias a una ejemplar operación logística, todos los componentes del sistema fotovoltaico llegaron puntuales a Grise Fiord.

«Una inversión importante para nuestra comunidad»

El edificio del centro comunitario no solo cuenta con oficinas, sino también con un gimnasio, un escenario y una cafetería. La alcaldesa Meeka Kigutak lo explica: «No es solo un edificio de oficinas, sino el núcleo de nuestra vida social y cultural en Grise Fiord. El sistema fotovoltaico es, por tanto, una inversión increíblemente importante para nuestra comunidad: En primer lugar, porque nos hace más independientes energéticamente y, en segundo lugar, porque nos permite gastar menos en diésel. Ese dinero ahorrado beneficiará ahora a nuestra población a largo plazo

Producción ininterrumpida de energía solar

Con casi 10 000 kWh generados al año, el pueblo ha logrado reducir significativamente su necesidad de usar diésel caro. Aunque el transporte de todas las piezas necesarias por vía marítima duplicó como mínimo el coste del sistema fotovoltaico, el periodo de amortización es de apenas seis años gracias al impresionante rendimiento durante los meses de verano. Esto se debe a que en Grise Fiord nunca se pone el sol durante aproximadamente dos meses. Además, las intensas bajas temperaturas no pueden dañar el sistema fotovoltaico, sino todo lo contrario: ayudan a generar energía de manera constante y a alcanzar la máxima eficiencia.

Foto de Michaela Klinger
Michaela Klinger

… aunque no es muy aficionada al calor del verano, le gusta compartir los conocimientos sobre tecnología solar que ha adquirido en Fronius con los propietarios de instalaciones fotovoltaicas y con todos aquellos que desean serlo. En sus entradas de blog ofrece consejos sobre todo tipo de temas relacionados con la energía fotovoltaica: desde la planificación de instalaciones hasta la optimización del rendimiento.

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